jueves, 17 de julio de 2008

La perla del Edén. Comentarios a la obra de Cirenaica Moreira

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Cirenaica Moreira. Sin título
A mí me gusta ver fotos de mujeres hermosas. No quiero presumir de originalidad, pero lo cierto es que en el lenguaje de la crítica contemporánea este planteamiento no es usual. Primero, porque no se considera correcto hacer un consumo del cuerpo femenino como "objeto sexual". Y, segundo, porque se espera que el crítico mantenga (o finja mantener) cierta frialdad ante la representación del cuerpo, y una mirada casi "clínica" ante el cuerpo representado.
Claro que puedo convivir con esa corrección clínica, pero hoy quiero confesar que cuando veo una fotografía de Cirenaica Moreira, lo primero que observo es una mujer hermosa. Y sospecho que, en parte, eso es lo que la autora pretende que uno vea. Así que las fotografías de Cirenaica me gustan porque me complacen, pero también porque sé que en esa complacencia hay mucho de juego, de negociación e, incluso, de sarcasmo.
Cirenaica pone en juego un exhibicionismo que es mitad irónico y mitad cándido. La ironía se aprecia sobre todo cuando recicla algunos estereotipos que todavía rigen la representación de lo femenino, ofreciendo su propio cuerpo como un señuelo para la mirada alborozada y torpe de los machos comunes (entre los cuales me incluyo). Con este perverso modus operandi también contribuye a sustraer la imagen femenina del monopolio que históricamente han mantenido los sistemas de representación machistas, voyeuristas y porno-lógicos con que se ha contaminado el código fotográfico.
La candidez la veo en las obras que son más autobiográficas, porque en ellas Cirenaica expone su mundo afectivo (y su gusto), sin ninguna sofisticación. Pudiera pensarse que tanta densidad retórica es un indicio de complejidad conceptual, pero yo lo veo más bien como un signo de la espontaneidad con que Cirenaica asume su propio universo estético, lleno de filiaciones melodramáticas, asociaciones simbólicas y literarias, infiltraciones del kitsch y del folclore contemporáneo, y matizado por un erotismo autorreferencial y fetichista.
el reloj
Cirenaica Moreira. El reloj
la venganza es un plato que se sirve frío
Cirenaica Moreira. La venganza es un plato que se sirve frío
                       
Hay mucho de intuitivo en los procesos artísticos que conforman la obra de Cirenaica, pero también hay mucho de esa astucia con la que el arte cubano de las últimas décadas ha sabido abrirse a una especie de eclecticismo casi programático. Por eso interpreto ciertas analogías entre varios de sus trabajos recientes y algunas obras de Cindy Sherman como algo que va más allá de lo visual. Por lo menos a mí me lleva a suponer que Cirenaica está aceptando y poniendo en práctica una concepción de la cita, similar a la que instrumentó la propia Sherman, junto a algunos artistas de su generación; entendiendo el acto de citar como un recurso útil para la reversión de los paradigmas que han modelado la cultura visual moderna.
De hecho, la cita puede ser entendida como un recurso político, además de retórico. Es un acto de apropiación y un acto de resistencia. Y, en el contexto del arte contemporáneo, cada cita es una puesta en escena de los límites que pueden ser forzados por medio de esa relación perversa entre original y copia. Quiero decir que la copia no es solamente el doble del original, sino que todo el acto de citar es en sí mismo el simulacro de una realidad regida por la indiferencia entre original y copia.
la vida en rosa
Cirenaica Moreira. La vida en rosa
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Cindy Sherman.The actress (Daydrea Ming). Serie Murder Mystery People. (Tomado de http://www.masdearte.com/item_exposiciones.cfm?noticiaid=3136)
       
Decir eso me obliga a relativizar también el supuesto (que hasta ahora he compartido) de que la obra de Cirenaica tiene una deuda más evidente con el precedente que implantó Marta María Pérez en la fotografía cubana de la década de 1980. Sin menoscabar el mérito que tiene Marta María como pionera en un tipo de representación fotográfica esencialmente femenina (no feminista) y sin dudar de que su trabajo sigue siendo una referencia para fotógrafos y fotógrafas de generaciones más recientes, prefiero entender las fotos de Cirenaica en su cercanía a una sensibilidad más afín con lo hiperbólico, lo sentimental y lo alegórico.
Ambas artistas parecen compartir la misma intuición de que el cuerpo propio está marcado (trágicamente, me atrevería a decir) por un destino que sólo puede resolverse en la imagen. Y creo que ambas asumen este hecho con similar dramatismo. Sin embargo, la obra de Cirenaica se divide entre la representación del cuerpo y la articulación de un discurso sobre el cuerpo, que debería originarse en la representación misma (que una de sus fotos se titule "No soy yo, es mi cuerpo" ilustra bastante sobre cómo ella percibe esa dualidad). Marta María, en cambio, parece distanciada de ese tema, puesto que no se propone generar (aunque sí logra convocar) una discursividad sobre el cuerpo. De hecho creo que los momentos más intensos de la obra de Marta son aquellos en los que el propio cuerpo es el discurso.


no soy yo, es mi cuerpo
Cirenaica Moreira. No soy yo, es mi cuerpo el que rcuerda
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Marta María Pérez. S/T. De la serie Sueños y estigmas
           
Una de las obras más lindas de Cirenaica Moreira está basada en la cita de una foto de Joaquín Blez. Creo que ése es un buen ejemplo de cómo funciona la pluralidad de discursos en todo su trabajo. Construida con una sencillez engañosa, esa foto provee de vías muy inteligentes para subvertir tanto al original como al contexto discursivo de la copia. Cuando Cirenaica sustituye el mantón de la modelo de Blez por una bandera cubana, está jugando con una asociación entre patria y mujer que forma parte de los estereotipos con que se ha construido la imagen de la nación. De hecho, la historia de la fotografía cubana contiene ejemplos, desde principios del siglo XX, de esa construcción iconográfica, que adhiere al concepto de lo nacional, el erotismo de lo femenino.
Pero la foto fue titulada Cuba te espera, lo cual no se refiere ni a la feminización de la nación, ni a un hipotético destino de integración entre Cuba y los cubanos, sino a un simple slogan publicitario, destinado a atraer al turismo extranjero. Si tenemos en cuenta que esa publicidad turística ha hecho uso, más de una vez, de la figura femenina (tanto como de la masculina, debemos reconocer a su favor) como estímulo al deseo y al consumo, podemos dar un giro en la lectura de esta foto y entenderla en lo que tiene de sarcástica alusión a la manipulación de la sexualidad por los discursos de la publicidad comercial.
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Cirenaica Moreira. Cuba te espera
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Joaquín Blez. Sin título
             
Debo aclarar que ni en ésa ni en otras fotos de Cirenaica que abordan temas similares, la mujer es representada como víctima de un sistema. Pese a lo que pueda argumentarse desde los discursos que en Cuba se acercan a los estudios de género, yo sigo sintiendo que la condición femenina se vive en Cuba en una festiva armonía con los estereotipos que se han consolidado históricamente sobre la sexualidad; particularmente, sobre la sexualidad de los y las cubanas.
Y sin embargo, eso no contradice mi percepción de que las fotografías de Cirenaica Moreira ilustran, de una manera crítica, una parte significativa del universo de aspiraciones, fantasías y frustraciones que componen la realidad cotidiana de la mujer cubana contemporánea. Éste es un universo donde el cuerpo, el espacio doméstico y la sexualidad entretejen una trama simbólica desde la que se instrumentan muchas de las mediaciones entre los individuos y la sociedad. Durante más de 20 años el arte cubano ha atendido especialmente a esa zona de transacciones en la que se configuran y muchas veces se negocian las representaciones de las identidades. Y la fotografía ha tenido en esos procesos una obvia e inevitable participación, sobre todo porque es uno de los mejores complementos para formulaciones artísticas que tienen que ver especialmente con lo performático y con lo reproductivo. Desde esos dos polos Cirenaica ha hecho una obra inteligente y arriesgada, pero, sobre todo, comprometida auténticamente con la vivencia de su propia sexualidad...


marilyn
Cirenaica Moreira. Marilyn

1 comentario:

  1. Molina, excelente comentario sobre una excelente fotógrafa y bella modelo de sí misma.
    Incluí enlaces a tus 2 blogs en Los lirios del jardín. No te propongo intercambiar porque veo que no tienes puestos.
    Saludos,
    R

    En qué quedó la revista Fisura? Va a seguir saliendo?

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